¿Sudores fríos?
¿Un nudo en el estómago?
¿Una voz que no es la tuya?
¿Gestos de nerviosismo evidente?
¿Cintura escapular en tensión?
¿Gallos en la voz?
Nos suena ¿verdad? Seamos o no seamos oradores profesionales, enfrentarnos a una panda de ávidos y expectantes oyentes con nuestro discurso (o mínima aportación) no es nada fácil, sobretodo si nuestro mensaje pide impacto.
Sea una charla TED, una clase de anatomía o el chiste de van dos y se cae el del medio.
Para comprender la complejidad que envuelve la forma (que no el contenido) de la comunicación, voy a resumir en pocas palabras las categorías a las que necesitamos prestar atención para adquirir control sobre nuestro cuerpo (porque obviamente si alguien puede controlar nuestro cuerpo, esos somos nosotros).
EMOCIÓN
POSTURA
CONTROL FACIAL
ARTICULACIÓN
PROSODIA
RESPIRACIÓN
VOZ
El primer paso para impactar con nuestro speech debe ser controlar el contenido de lo que vamos a contar.
Vaya, reflexionarlo, memorizarlo e interiorizarlo. Se da por hecho que si vas a exponer un tema es porque lo dominas. Si no es así, ese es el prerrequisito, el trabajo que tienes que hacer primero y de manera obligatoria.
Después habrá que trabajar la forma en que exponemos ese contenido. Volvamos a las siete palabras clave.
Controlar la forma requiere, en primera instancia, mucho autoanálisis.
¿Qué es lo que más me molesta de mi manera de comunicar?
¿Por qué narices me sale una voz que no es la mía?
¿Por qué tartamudeo a veces?
¡Me salen gallos!
¿Cómo controlo mi mirada?
¿Por qué mis sonidos no son precisos?
¡No se me entiende!
Wait, pero no todo autoanálisis ha de enfocarse en los mejorables. También debemos ser conscientes de lo que nos hace sentir cómodos a la hora de hablar.
'' Me encanta cómo expreso en pocas palabras lo que quiero decir, me suelen decir que soy concisa con mis intervenciones''
Conocer las fortalezas que tenemos a la hora de comunicar, es imprescindible para entender la susceptibilidad de cambio y superar las debilidades.
¡La comunicación tiene un gran componente voluntario!
En numerosas ocasiones, requiere herramientas que no conocemos y nos pueden ayudar, una ayuda externa.
Por ello, aquí te dejo 7 tips para echarte un cable con la forma que le das a tu discurso.
Localiza dónde se sitúa el esfuerzo muscular más incómodo de tu cuerpo mientras comunicas. De esta manera, será más fácil empezar a eliminar las conductas compensatorias que provocan descontrol en tu cuerpo y en tu habla.
VOCALIZA. Marca la apertura oral de las vocales para dar más nitidez a tus palabras y amplificar el sonido.
PERCUTE las consonantes de las palabras clave de tu discurso para aportar más énfasis.
No tengas prisa. Enlentecer el ritmo te aportará mayor control, tanto a la hora de articular como a la hora de pensar qué es lo siguiente que tienes que decir.
Intenta que el tercio inferior de la cara tenga mayor movilidad que el superior, recuerda que estás hablando y se te tiene que entender.
Proyecta tu voz de una manera sana. Lejos y fácil.
Juega con los sonidos, la entonación y los acentos. No tengamos miedo a exagerar la prosodia. Cuanta más pasión le pongamos al asunto, más fácil será impactar con nuestro mensaje.
Pero sobretodo, consulta con un especialista. No todo el mundo comparte la misma demanda, ni las mismas debilidades, ni las mismas fortalezas. El habla es la expresión de quienes somos y de cómo nos sentimos.
Y nuestra comunicación merece ser fiel a nosotros mismos,
¡Siempre han de tomarse las pautas desde el contexto individualizado de cada uno!
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